El 24 de junio de 1821, en una pequeña sabana bordeada al norte y al oeste por numerosas colinas y cerros, 10 mil hombres libraron la Batalla de Carabobo, que coronó la libertad y la independencia de nuestro pueblo.
De un lado estaban los realistas que obedecían a las órdenes de Miguel de la Torre. Del otro, los patriotas, que peleaban bajo las órdenes del General en Jefe, Simón Bolívar.
Bolívar fue el gran estratega: logró reunir sin contratiempos al más grande y eficiente de los ejércitos. La Batalla de Carabobo fue ante todo una magistral campaña en la que se vio reflejada la gran organización y unidad que poseía el ejército patriota.
Vencieron los que luchaban por la patria, por todo lo que significaba la bandera tricolor que, 10 años antes, había decidido hacerse independiente y había aprobado la primera Constitución para organizar el ejercicio de su soberanía y regular la vida libre de sus ciudadanos.
Cayeron en batalla: el General Manuel Cedeño, el Teniente Pedro Camejo (Negro Primero), Ambrosio Plaza, entre muchos otros que con convicción y amor a la patria lucharon contra las tropas realistas por nuestra independencia.
“La cita ahora no es en Santa Inés, es en Carabobo. La Batalla de Carabobo es la que vamos a dar este año para asegurarnos el camino hacia el 2021, cuando estaremos coronando la patria independiente y socialista”.
Hugo Chávez, 17 de febrero de 2012.
Fuente/comandobolivarchavez.org.ve
COMUNICACIÓN OFICIAL DE PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ PARA EL VICEPRESIDENTE INTERINO DE LA REPÚBLICA, FECHADA EN CARACAS EL 30 DE JUNIO DE 1831.
POR LA CUAL LE INFORMA DE LOS MOVIMIENTOS DEL EJÉRCITO LIBERTADOR DESDE EL 19 DE JUNIO; LE DA UN PARTE CIRCUNSTANCIADO DE LA BATALLA DE CARABOBO, DE LOS SUCESOS MILITARES POSTERIORES AL 24 DE JUNIO HASTA LA ENTRADA DEL LIBERTADOR EN CARACAS EL 29 DE JUNIO, EN COMPAÑÍA DE PAEZ Y LA PARTIDA DEL EDECÁN DIEGO IBARRA PARA APODERARSE DE LA GUAIRA.
Caracas, junto 30 de 1821.
A S.E. el Vicepresidente interino de la República.
Desde el Tocuyito tuve la satisfacción de participar por una circular la gloriosa victoria de Carabobo, y previne se trasmitiera a V.E. tan plausible noticia. Las rápidas marchas que ha hecho S.E. y la multitud de atenciones de que he estado rodeado, me habían impedido hasta ahora cumplir con el agradable deber de dar a V.E. algunos detalles sobre aquella célebre jornada y las operaciones posteriores del Ejército.
El enemigo, concentrado en Carabobo desde que fue expulsado de San Carlos, extendía sus partidas de observaciones hasta el Tinaquillo, lo que le daba la ventaja de saber muy anticipadamente nuestra aproximación, que deseaba V.E. ocultarle para [que no tuviere] [1] no darle tiempo de reunir las fuerzas que el Señor General Bermúdez había atraído sobre Caracas, y el Señor Coronel Carrillo sobre San Felipe. Con este intento marchó el Teniente Coronel Silva el 19 con su destacamento a sorprender y a apresar la descubierta que diariamente hacía el enemigo hasta el Tinaquillo.
El Comandante Silva llenó tan completamente su comisión que apenas pudo escapar un soldado de los que formaban la descubierta enemiga. El Comandante de ella y cuatro hombres más, murieron en el acto, los demás quedaron prisioneros. Este suceso aterró de tal modo al enemigo que hizo retirar inmediatamente un fuerte destacamento con que cubría el inaccesible desfiladero de Buena Vista.
El 23 [sí fue posible reunir todo el ejército porque la División Urdaneta] [2] se reunió en la marcha todo el ejército que se había movido en divisiones, y al amanecer el 24 nuestra Vanguardia se apoderó de Buena Vista, distante una hora de Carabobo. De allí observamos [y fue cierto] [3] que el enemigo estaba preparado al combate [la orden de batalla] [4] formado en seis fuertes Columnas de Infantería y tres de caballería, situadas de manera que enteramente se sostenían para impedir nuestra salida a la llanura. El camino estrecho que llevábamos no permitía otro frente que [el de dos hombres] [5] para desfilar, y el enemigo no solamente defendía la salida al llano, sino que dominaba perfectamente el desfiladero con su artillería, con una columna de infantería que cubría la salida y dos que la flanqueaba por derecha e izquierda. Reconocida la posición, S.E. creyó que no era abordable; observando por la colocación del Ejército Español, que éste no temía el ataque sino por el camino principal de San Carlos, o por el del Pao, que daba a su izquierda, dispuso que el Ejército, [por una marcha rápida] [6] convirtiese su marcha rápidamente sobre nuestra izquierda, flanqueando al enemigo por su derecha que parecía más débil. El Señor General Páez que mandaba la 1ra División, ejecutó el movimiento con una increíble celeridad, despreciando los fuegos de la artillería enemiga, pero era imposible impedir que el enemigo no corriera a disputarnos la salida a la llanura.
Debíamos desfilar por segunda vez, para atravesar un riachuelo que separaba la colina, en que había desplegado el Ejército y la que dominaba el enemigo; siendo plana la cumbre de ésta, daba al enemigo la ventaja de moverse fácilmente y de ocurrir a todas partes. Así fue que a pesar de la sorpresa que causó al Ejército Español nuestro movimiento, pudieran algunos de sus cuerpos llegar a tiempo que empezaba el batallón de Apure a pasar el desfiladero. Allí se rompió el fuego de infantería sostenido vigorosamente por ambas partes. El batallón de Apure que logró al fin pasar, no pudo resistir solo la carga que le dieron. Ya plegaba, cuando llegó en su auxilio el batallón Británico que le seguía. El enemigo había empeñado en el combate cuatro de sus mejores batallones contra uno solo del Ejército Libertador, y se lisonjeaba de obtener con todos nuestros cuerpos el mismo suceso que con el primero que había contenido. La firmeza del batallón Británico para sufrir los fuegos hasta que se formó; la intrepidez con que cargó a la bayoneta, sostenido por el batallón de Apure que se había rehecho y por dos compañías del de Tiradores, que oportunamente condujo al fuego su Comandante, el Teniente Coronel Heras, decidieron la batalla. El enemigo cedía el terreno aunque sin cesar sus fuegos. Nuestros batallones avanzaban y apoyados por [Escuadrón Sagrado y] [7] el Escuadrón del Regimiento de Honor [del Señor Coronel Muñoz] [8] del General Páez y del Estado Mayor de este General, desalojaron completamente al enemigo de la altura. El Ejército pasaba rápidamente el desfiladero por dos estrechas sendas; y el enemigo, aunque desalojado de su primera posición, había podido rehacerse, y procuró aprovechar el momento de hacer una nueva carga con su caballería, mientras que nuestros piquetes de esta arma, que habían pasado, proseguían y despedazaban a sus batallones que huían. Algunos de nuestros piquetes de Caballería del ler. Escuadrón del Regimiento de Honor [del Escuadrón Sagrado] [9] y el Escuadrón Mayor, del Señor General Páez, se reunieron en número de 80 a 100 hombres, y ellos solos bastaron para rechazar y poner en derrota toda la columna de caballería enemiga. Desde este momento el triunfo quedó completo. El enemigo no pensó sino en huir y salvarse. Nuestra caballería [lo persiguió con un vigor extraordinario y] [10] que sucesivamente iba recibiendo refuerzos de todos los Escuadrones que pasaban el desfiladero, hizo la persecución con un vigor extraordinario. Batallones enteros se tomaron prisioneros, otros, arrojando sus armas, se dispararon disueltos por los bosques. [Nad. No habría salido un solo nombre] [11].
Los dos batallones [del] [12] enemigos [no habían entrado aún en combate pretendieron retirarse del campo y arriesg] [13] que habían quedado cubriendo el camino principal de San Carlos, flanqueándolo por la derecha, no entraron en combate y pretendieron retirarse del campo en masa. Nuestra caballería procuró entretenerlos mientras salía la infantería, pero no logró sino obligarlos a que precipitaran la retirada, y aprehendieron algunos hombres que se dispersaban. Hasta las inmediaciones de Valencia vino el ejército persiguiendo la columna; fue en esta operación donde el ardor de nuestros Jefes y oficiales de caballería hizo sensible nuestra pérdida.
Como nuestra infantería, estropeada con las largas marchas que había hecho durante la campaña, no podía sostener el paso de trote que llevó el enemigo por seis leguas, nuestra caballería se empeñó en entretenerlo para dar tiempo a que llegaran algunos batallones. A veces las escaramuzas se convertían en cargas [en estas, ellas perecerían] [14] que aunque costaron bastante al enemigo, causaron a la República el gran dolor de perder a uno de sus más esclarecidos Generales y el bravo Teniente Coronel Mellao, que mandaba los Dragones de la Guardia. La columna enemiga se había defendido valientemente, a pesar de que se había disminuido mucho. S.E. [resolvió] [15] temió que si entraba a Valencia no era posible impedirle el paso a Puerto Cabello, y a una legua de aquella ciudad hizo que los batallones Rifles y Granaderos de la Guardia montasen a caballo y fuesen al galope en su alcance. [Pero antes] [16] el día antes de la batalla había marchado [solo con dos] [17] el Coronel Español Tello con dos batallones, Navarra y Barinas, a reforzar a San Felipe, ignorando el enemigo que la columna del Señor Coronel Carrillo la había ocupado ya. S.E. destacó del Tocuyito al Teniente Coronel Heras con tres batallones a tomar la espalda de Tello, y cooperar a batirlo con el Señor Coronel Carrillo. Aún no se sabe el resultado final de esta operación, que tal vez quede sin efecto porque Tello emprendió su retirada sobre Puerto Cabello antes que nuestras tropas lo avistasen.
Al amanecer del 25 marchó el Señor Coronel Rangel a establecer el bloqueo de Puerto Cabello, y desde el 26 quedó formada la línea de simple bloqueo porque era preciso aguardar el complemento de nuestras operaciones para estrecharla y formarla de sitio. Por la tarde del 25, después de haber arreglado [S.E.] [18] el Gobierno de Valencia, organizado de nuevo el ejército, [marcha sobre esta capital con tres batallones de la Guardia] [19] y destacado algunos cuerpos sobre Calabozo y el Pao a perseguir los dispersos que hubiesen tomado aquellas direcciones, marchó S.E. sobre esta capital con tres batallones de su Guardia y el regimiento de honor del Señor General Páez. Su objeto era tomar la espalda de la división con que el Coronel Español Pereira [que se había alejado de que] [20] perseguía al Señor General Bermúdez sobre los Valles del Tuy. No me es posible informar aún a V.E. de los prodigios que este célebre General ha obrado con una pequeña división por esta parte en cumplimiento de las órdenes que tenía. Baste decir a S.E. que los pueblos y el enemigo están asombrados [al verle obrar con tanto valor y audacia como] [21] y no alcanzan a expresar toda su admiración, ni decidir si han sido mayores su valor y su audacia o su prudencia y habilidad. Esperamos por momentos su arribo a esta ciudad y entonces, impuesto detenidamente de sus operaciones, tendré la satisfacción de comunicarlas a S.E.
El Coronel Pereira, al saber la derrota del ejército Español, replegó sobre esta capital, y envió una partida de Húsares [sobre San Pedro a saber nuestra] [22] sobre los Valles de Aragua, a saber nuestra situación. La partida fue sorprendida y apresada por un piquete de lanceros del Regimiento de Honor que se había adelantado ya de San Pedro. Pereira se retiró, sin esperar más resultado, sobre La Guaira, pero [informado] [23] sabiendo en el tránsito que no había en aquel puerto buques en qué embarcarse, convirtió su marcha hacia Carayaca, buscando algún camino que lo conduzca a Puerto Cabello por la Costa. No habiendo hallado ninguno, ha emprendido su retirada por los montes elevados y espesos bosques que dividen del Mar a los Valles de Aragua. El Señor Coronel Manrique con dos batallones y un trozo de caballería había ido a buscarlo a Carayaca, pero [informado] [24] instruido de la dirección que lleva, se ha puesto en su persecución. El Coronel Arguindegui quedó en los Valles de Aragua con su batallón para cortar a Pereira por cualquiera [de las direcciones] [25] vía que tome, bien sea por la Costa o por la [cerritos, o por la] [26] vivas. Hasta las doce de la noche no cesó de renovarse el concurso en la casa [donde S.E.] [27] [Al fin que fue preciso despedir y prohibir que entrasen más] [28]. Fue preciso cerrar al fin para poderse ocupar S.E. de algunos negocios importantes. Al amanecer se ha repetido la escena de la noche y ha continuado por todo el día.
El Edecán Ibarra marchó esta mañana a apoderarse de La Guaira que está evacuada, y ha participado ya su entrada allí sin novedad.
V.E. extrañará que no haya recomendado particularmente a ningún Jefe ni oficial en la batalla, [El temor de ofender a alguno me obliga a. La satisfacción de que todos] [29] porque sería necesario insertar en esta parte los nombres de todo el ejército, por lo menos los de toda la primera División y de todos los Jefes de las otras. Generales, Jefes, oficiales y tropa, todos indistintamente se han manifestado, en este memorable día, dignos defensores de la República.
Dios guarde, &.
[PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ]
El oficio-circular dirigido al Vicepresidente interino de la República desde Tocuyito no se conoce, salvo que sea la misma comunicación dirigida al Soberano Congreso, con fecha 25 de junio.
El original que se encuentra en el Archivo Nacional de Colombia, tiene fecha 29 de junio.
Archivo del Libertador. O’L Vol. XVIII, 2? parte, fº del 16 al 20 y vto.
Archivo Nal, Sec. de Guerra y Marina, Tomo 329, fol. 935.
Nota del AGN: El oficio-circular dirigido al Vicepresidente de la República desde Tocuyito apareció publicado en el semanario El Correo Nacional, considerado el primer periódico de Maracaibo, el 14 de julio de 1821.
Creemos acertado presentar aquí la transcripción de dicho documento:
PARTE OFICIAL
El señor comandante general de Barquisimeto con fecha 29 de junio último, me dice lo que a las once de esta noche a la letra copio: ― Al señor gobernador y comandante general de Trujillo: transcribo a V.S. a la letra el parte oficial que acabo de recibir ahora, que son las siete de la noche, y es como sigue: ― Comandancia militar de San Carlos: Señor coronel: el Sr. Ministro de la Guerra, desde el Cuartel General del Tocuyito, con fecha 24 del corriente (Junio), a las ocho de la noche, me dice lo siguiente:
El ejército español ha sido despedazado en sus posiciones de Carabobo al mediodía de hoy. El general La Torre se ha salvado con una pequeña columna, en cuya persecución ha ido S.E. el Libertador hacia Valencia. La artillería del enemigo quedó toda en nuestro poder, así como cuerpos enteros de infantería; los otros están dispersos y se les persigue; su pérdida ha sido absoluta, pero no puede calcularse positivamente todavía. Por nuestra parte tenemos que sentir la muerte del intrépido general de división Manuel Sedeño, y del comandante Mellado; y las heridas de los coroneles Plaza y Ferrear. De resto, nuestra pérdida es nada. Comunique V.S. esta plausible noticia al señor comandante general de Occidente y al comandante de Guanare para que aquel lo transmita a Trujillo, y éste a Barinas, y por ambas vías llegue a noticia de S.E. el vicepresidente de la República en Cúcuta, mientras le dirijo yo el parte detallado.
Lo transcribo a V.S. para su inteligencia y satisfacción.
Dios guarde a V.S. muchos años.
San Carlos, 26 de junio de 1821.
Pedro Torres.― Señor coronel y comandante general del Departamento’. Lo que tengo el honor de comunicar a V.S. para su satisfacción. Dios guarde a V.S. muchos años. El comandante general. ―Justo Briceño.― Lo que transcribo a V.S. para su más completo regocijo y complacencia. Dios guarde a V.S. muchos años. ―Mauricio Encinoso.― Al señor gobernador de Maracaibo. Es copia del original. ―Francisco Delgado.
Fuente/archivodellibertador.gob.ve
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