Entre finales de octubre y primeros de noviembre tiene ocasión, en diversos países del mundo, una festividad cuyo nombre la impregna de misterio.
La celebración, cuyos orígenes se encuentran en la tradición católica, es conocida con diversos nombres, como Día de los Difuntos, de Todos los Santos, de los Muertos o Halloween, su denominación más comercial, proveniente de la contracción de "All Hallows' Eve" (Víspera de Todos los Santos).
En la región latinoamericana el día de los santos es una festividad colorida, cálida, y en algunas regiones, muy íntima, porque las personas aprovechan este día para recordar a familiares y amigos difuntos, asistiendo a campos santos para hacer ofrendas y rendir honores.
La festividad de Todos Santos significa "unión y reconciliación familiar con nuestros ancestros y seres queridos", que retornan del más allá, al mediodía del 1 de noviembre y se van 24 horas después, dijo el viernes el director de Protocolo y Ceremonial del Estado, Fernando Huanacuni, citado por la Agencia Boliviana de Información (ABI).
Entre lo sublime y el banquete
La festividad en Bolivia posee un significado bastante profundo, que invita al diálogo con los ancestros, algo muy relevante en las comunidades indígenas.
"Hacemos una alianza con los ancestros, los 'Ajayus' nos visitan, mi abuelo me decía que uno de los indicadores naturales, es que baja la niebla. En el campo por ejemplo, surgen las 'Tutukas' que son los remolinos, ellos son la señal de que nuestros ancestros están con nosotros" explicó Huanacuni.
Pero además, las mesas se llenan de pan, de dulces "que son para los angelitos (niños fallecidos)", se sirven tallos de cebolla "que sirven para almacenar el agua y calmar la sed de las almas en su recorrido", y se agregan suspiros, biscochuelos, pasankallas (maíz blanco inflado de producción artesanal) y otros platos "del agrado del difunto".
Simbólicamente, la comida es para los difuntos pero si sobra algo, debe ser distribuido entre familiares y amigos, a cambio de que recen por quienes ya no nos acompañan, pidiendo también "que el amor restablezca la armonía en la familia, en la comunidad y la vida misma" explicó ABI.
Ecuador, bebida y pan de colores
La tradición católica, en países como Ecuador, se combina con las creencias prehispánicas, y entonces se elabora la conocida "colada morada" una bebida de procedencia indígena, a basa de maíz, que en el tiempo de los Incas era una alimento habitual, reseñó la agencia ecuatoriana Andes.
También se prepara la "guagua" (niño en idioma quechua) de pan. Un pan dulce con forma humana, decorado con coloridas caras infantiles.
Una vez listos los alimentos, la familia comparte la comida, y también ponen a sus difuntos al día sobre los acontecimientos ocurridos desde su partida, como una forma de mantenerse en contacto con los antepasados, indica Prensa Latina.
Coloridas calaveras
En México el día de los muertos se festeja con calaveras de colores intensos, para celebrar la "vida" y no enfocarse "en la muerte como algo triste" reseñó La Jornada.
En 2003, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció la celebración del día de los muertos en las comunidades indígenas mexicanas como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
Ahora la festividad es aprovechada para impulsar la creación de artistas locales, fusionando las tradiciones ancestrales mexicanas con las corrientes contemporáneas, exponiendo diversas figuras de la "la pelona", "la calaca" o "la huesuda" como los mexicanos popularmente se refieren a la muerte.
La frialdad del norte
Estados Unidos y Canadá han popularizado de forma masiva el Hallowen, pero en estos países la festividad pierde cualquier rasgo místico o de ritual ancestral.
La fiesta en América del norte se enfoca en el intercambio de dulces y el uso de disfraces, en su mayoría, alusivos a cadáveres o "zombies".
El poderío mediático de Estados Unidos ha logrado calar ese estilo de celebración en muchos países suramericanos, sin embargo no son pocas las críticas a esta celebración.
En Bogotá, capital colombiana, el consejal, Marco Fidel Ramírez, consideró que Halloween "es un culto a la muerte, al demonio, a las brujas (...) y que esa celebración induce al satanismo y a la brujería", al ser entrevistado por la revista Semana.
Además criticó que quienes "verdaderamente celebran son los comerciantes, gracias a la ingenuidad de los padres".
Asimismo, los fieles católicos descalifican el modo de celebración de esta fecha en Estados Unidos y Canadá, denuncian que "la fantasía anglosajona, le ha robado se sentido religioso, para celebrar en su lugar, la noche del terror", indicó el portal Catholic.
Fuente/YVKEMUNDIAL
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