Chile: catarsis tras cuarenta años del golpe de Estado

Publicado: 31 Agosto 2013 | 12:24 a.m

Chile vive en estos días una especie de catársis social. La conmemoración del 40 aniversario del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 se ha transformado en un testimonio tremendo, enternecedor, de lo vivido por el país a partir de 1973, cuando la fuerza militar, los conjurados —civiles y militares— destrozaron, proscribieron la democracia.

Singularmente, los espacios de televisión, la prensa escrita, las emisoras rememoran esos días, a través de testimonios gráficos, sonoros de la tragedia vivida por los chilenos, y los ciudadanos del siglo veintiuno, recuerdan se asombran, descubren, se estremecen con verdades ocultadas por el miedo, las complicidades, o dar vuelta la mirada, el no querer enterarse del dolor, la represión, la tortura y la muerte.

Difícilmente los telespectadores, los auditores, los lectores se pueden quedar indiferentes, ante el testimonio de los hechos, muchos de ellos, por primera vez a la luz pública, que hablan de prisioneros con las manos en alto, de muertos por los ríos, de golpizas, torturas, prisiones, exilios, distintas formas de muerte.

¿Por qué este fenómeno sociólogo de toma de conciencia colectiva a cuarenta años de distancia? ¿Cómo se explica este estremecimiento de sensibilidad nacional que frustra cualquier asomo de alegato sobre la necesidad de “dar vuelta la página” a tiempos supuestamente superados por el tiempo?

Lo explicó a La Voz de Rusia, el sacerdote católico, Alfonso Baeza, un religioso que se distinguió desde los tiempos de la dictadura por dar a su mensaje cristiano un contenido de lucha contra la dictadura de Augusto Pinochet y en defensa de los pobres, los perseguidos, las víctimas de la dictadura.

Nos dijo que “mientras no haya justicia, toda la verdad, reparación “no puede haber olvido, y persistirán las demandas de castigo a los culpables, todos los culpables, también los civiles, cómplices de la sedición, el golpe de Estado y sus crímenes.

A cuarenta años del golpe de Estado Chile revive todo el drama, los montajes para encubrir asesinatos alevosos y masivos, y lo hace en busca de verdades encubiertas durante demasiado tiempo, ocultadas por las Fuerzas Armadas a las que seguramente avergüenzan las violaciones de mujeres, el degollamiento de opositores, el lanzamiento de cuerpos al mar, a los volcanes, el dinamitamiento de cuerpos para evitar su reconocimiento.

Y porque hasta hoy, según nos dijo Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, hay un millar de detenidos-desaparecidos, decenas de niños que nacieron de madres cautivas y asesinadas, cuyos destinos se desconocen, muchos de los cuales, como hay evidencias, fueron apropiados por familias de torturadores.

Todo este horror ahora es comprendido por miles de chilenos, a través de las pantallas de televisión con programas en todos los canales nacionales, que dan cuenta de episodios hasta ahora ocultados de la historia nacional.

Este fenómeno fue explicado a La Voz de Rusia, por el exsenador socialista, Ricardo Núñez, porque la sociedad actual, ya no tiene los límites del miedo, y se ha empoderado en sus derechos ciudadanos, y exige, demanda, la verdad, no retazos de verdad. Toda la verdad. Y está madura para asumir los dolores del pasado.

Y también para analizar las causas y consecuencias, las responsabilidades, el contexto de los hechos que marcaron la vida de generaciones.

Y sobre todo para abrir un camino hacia la reconciliación del país, hacia un futuro sin deudas sin saldar ni cuentas que pagar.

Ricardo Nuñez prefiere hablar de convivencia, los chilenos, dijo a Notimex, “tenemos una convivencia aceptable. Un modo de convivencia que nos permite asegurar que habrá en nuestro mundo político la paz necesaria para asegurar que no se volverá a quebrar”.

“Un cierto respeto de los derechos humanos, la democracia se instaló como un modo de vida y como una forma de resolver los conflictos sociales del país. Falta avanzar hacia un estado superior de convivencia donde todos tengamos la seguridad de que nadie va a violar el derecho del vecino”, agregó.

Ello porque aún hay una “verdad inconclusa” e “insuficiencia de justicia”, todo lo cual constata de que “la reconciliación es una tarea inconclusa en la vida nacional” chilena.

“Hay insuficiencia de justicia en Chile. Hay mucha gente que ha guardado silencio, que sabe o debiera saber de los tantos hechos oscuros acaecidos en Chile durante ese período. La carencia de verdad es un grave problema. No es creíble que quienes ocuparon altos cargos y responsabilidades, muchos de ellos hoy parlamentarios, diputados, senadores, muchos en retiro de las Fuerzas Armadas, es muy difícil pensar que ellos no conocían los hechos tan dramáticos cuyos detalles se vienen conociendo recién hoy.

“Mientras haya algunos que piensen y justifiquen el golpe del 11 de septiembre de 1973, mientras haya quienes justifiquen la brutal represión ejercida por las Fuerzas Armadas sobre la población civil, mientras haya quienes justifiquen la muerte de militantes de izquierda, el reencuentro civilizado entre los chilenos no se hace posible”, concluyó Ricardo Núñez.

T/Lavozderusia

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