Un coronel afgano que trabajó durante varios años para los servicios especiales de EE.UU. y fue detenido como sospechoso de torturar a civiles acusó a las Fuerzas Especiales de EE.UU. de ordenar las atrocidades, pero negó su responsabilidad en ellas.
Hace unas semanas las autoridades afganas detuvieron a Zakeria Kandahari, un coronel que durante los últimos nueve años trabajó para las Fuerzas Especiales de EE.UU. La Policía afgana afirma que Kandahari participó en la tortura y el asesinato de civiles en la provincia de Wardak.
En la región se encontraron al menos nueve cadáveres, uno de ellos perteneciente a Sayid Mohammad, un residente local. Los investigadores afganos aseguran que, tras la desaparición de Sayid Mohammad en noviembre pasado, vieron un vídeo en el que aparecía siendo torturado por Kandahari, al que se identificaba como el principal torturador de la base militar estadounidense en el distrito de Nerkh, en la provincia de Wardak. El cuerpo mutilado de Mohammad fue encontrado en una bolsa negra durante unos trabajos de excavación a unos 200 metros de la base.
Sin embargo, el mismo Kandahari rechaza las acusaciones e insiste en que son las Fuerzas Especiales estadounidenses las responsables de las torturas y asesinatos de civiles afganos, incluyendo a Sayid Mohammad. Kandahari dijo que no tenía acceso a las salas de interrogación del Ejército estadounidense.
Durante el interrogatorio, Kandahari indicó a tres soldados de las Fuerzas Especiales de EE.UU., identificados como "David, jefe de las operaciones, Hagen y Chris". Según el detenido, los tres hombres están vinculados con los asesinatos. Al mismo tiempo Kandahari admitió haber golpeado a una de las víctimas fallecidas, pero negó su implicación en el asesinato.
"Yo también le di (a Sayid Mohammad) patadas varias veces mientras lo llevaba a la base. Luego lo entregué a David y Hagen, pero después vi su cuerpo en una bolsa de plástico negro", testimonió el afgano.
Los residentes de la provincia afgana de Wardak denunciaron en repetidas ocasiones a las autoridades especiales que las Fuerzas Especiales estadounidenses habían secuestrado a hombres y adolescentes para someterlos a interrogatorios y a torturas hasta que morían. El Gobierno del presidente Karzai no ha acusado directamente a las fuerzas estadounidenses de estos delitos, pero en febrero les ordenó abandonar la provincia de Wardak.
La coalición militar en Afganistán, liderada por EE.UU., por su parte, negó su participación en las atrocidades denunciadas.
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