Después de 34 años de vigencia de un bimotor que cumplió sobradamente su tiempo de vida medio, Bolivia renovó su avión presidencial, un avión de tres turbinas de última tecnología y fabricación francesa que tras 7 horas de vuelo ininterumpido se posó el viernes por la noche en el aeropuerto El Alto, de La Paz, emplazado a casi 4.000 de altura sobre el nivel del mar.
El Consejo Nacional de Amautas y Guías Espirituales de los Andes bolivianos ‘millucharon’ (rociaron abluciones con inciensos y otros elementos de la parafernalia andina) y realizaron una ofrenda de fuego a la aeronave, un Falcon 900 EX EASY, en la misma plataforma del aeródromo, ceremonia ancestral de la participó el presidente Evo Morales.
“Es un instrumento de trabajo”, destacó el gobernante luego de revelar que la aeronave, un Sabre Liner NA, de fabricación estadounidense, en que se desplazó innumerable cantidad de veces en los últimos 5 años, sufrió 15 incidentes técnicos de diversa consideración, además de acusar “fatiga de material”, lo que sentencia ya, impostergablemente, su discontinuidad.
En representación del Palacio del Eliseo, el encargado de Negocios de la Embajada de Francia en La Paz, Philipee Letreriart, puso en relieve que el fabricante tiene presencia en 70 países en 5 continentes.
“El Falcon 900 es uno de los mejores productos de la gama de aviones” del fabricante, el consorcio francés Dassault, afirmó el diplomático galo.
Letreriat subrayó que este modelo de aeronave, de tres motores con capacidad para operar a 14.000 pies de altura en condiciones normales, ha sido elegido por “muchos gobiernos” de Latinoamérica para transportar a sus autoridades.
“Por eso, con toda confianza, puedo decir que hoy, el Estado Plurinacional de Bolivia, tiene a su disposición una aeronave segura, rápida, con una gran autonomía y dotada de aparatos de alta tecnología”, enfatizó el diplomático francés.
La adquisición de una nave de estas características, por parte del gobierno boliviano, encendió una polémica que saltó, incluso, a la prensa local, azuzada por la oposición local que la representó como un gasto suntuario.
La aeronave, que tiene una garantía de hasta 10 años, es “una verdadera oficina volante”, pues ha sido dotada, entre otras herramientas, de comunicación satelital, rastreo de riesgos meteorológicos y mecanismos de seguridad para operar en circunstancias extremas, destacó el ministro de la Presidencia Oscar Coca.
“Es un día muy especial. Finalmente concluye un ciclo de una forma de hacer gobierno, de hacer Estado”, destacó el funcionario, que dejó en claro que la adquisición de la aeronave cumplió estrictamente con los mandatos de la Constitución.
El Falcon 900 EX AESY reemplaza a un avión, que fue empleado ininterrumpidamente por los presidentes bolivianos desde 1976, cuando fue comprado durante el gobierno de facto del ex presidente Hugo Banzer.
Se trata, de “un gran salto tecnológico”, remarcó Coca que insistió en que “técnicamente es un avión muy seguro (..) un avión ejecutivo que cumple a cabalidad con lo que significa la seguridad para el primer dignatario del Estado”.
El Falcon ha sido construido en base de aleaciones de aluminio de alta resistencia y cumple con requisitos de tolerancia a la fatiga y daño de material.
Dotado de tres motores a turbina con un empuje de 5.000 libras cada uno, la aeronave cuenta un inversor de empuje (reversa), además de un sistema hidráulico, con potencia para operar los controles de vuelo y el tren de aterrizaje.
“Los frenos y el inversor de empuje tienen sistemas hidráulicos independientes”, subrayó Coca que expuso las virtudes técnicas del avión, dotado de un tren de aterrizaje montado sobre un trípode tipo triciclo retráctil, con 12 ruedas en sus seis posaderas.
La aeronave ha sido implementada de un sistema de generación eléctrica con adición de baterías de seguridad que, en caso de colapso eventual del sistema primario, suministra energía durante 73 minutos de vuelo, lo que lo exime, incluso, de apoyo externo desde tierra.
La seguridad redoblada de la aeronave, que incluye un mecanismo de protección contra hielo y lluvia intensas, le permite aterrizar en escenarios cubiertos por neblina densa y en caso de incendio, incorpora 5 extintores inclusive en el compartimiento de equipaje.
El fabricante otorga una garantía de 10.000 horas de vuelo o el equivalente a 10 años de uso y otra de 5 años para piezas estructurales.
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