Publicado: 11 Marzo 2013 | 02:09 a.m.
En los años 70 del siglo pasado en Venezuela una nueva generación de jóvenes recibíamos el testigo histórico de mano de los hombres y las mujeres que tuvieron la valentía, el arrojo de insurgir en los movimientos guerrilleros tanto urbanos como rurales de los años 60 y los 70 mismos.
Estos sectores revolucionarios que hacían su actividad en organizaciones armadas, clandestinas, semi-clandestinas y que a pesar de ser severa y alevosamente golpeadas por los aparatos represivos de la oligarquía y sus gobiernos con asesoramiento directo por parte de los gobiernos y aparatos represivos de EE.UU. nunca cedieron y trabajaron sin falta allí en el seno de las masas populares.
Había un abanico de organizaciones de izquierda, así como profundos debates, aunque había pequeños grupos que se vanagloriaban de ser de tendencia estrictamente militarista pero que rayaban más en la estridencia y en el aventurerismo. Hoy están al lado de sus torturadores y aniquiladores. E inclusive hubo otras organizaciones con muy erradas políticas que se fueron a los brazos de la oligarquía.
Las organizaciones partidistas de la oligarquía, Acción Democrática y Copei en conjunción con Fedecámaras cerraron todas las puertas para el ejercicio democrático del papel de oposición que nos tocaba jugar en esa ocasión a los sectores estudiantiles, laborales, comunitarios, porque hasta parlamentarios fueron detenidos y encarcelados sin miramientos jurídicos de ninguna índole, el temor del Imperio norteamericano de ver interrumpido el flujo petrolero hacia su país los conducía a anular a los gobiernos de turno en Venezuela, así como también el mismo instruyó y ordenó matar a revolucionarios y revolucionarias consecuentes e irreductibles, desollar, torturar, y hasta a lanzar desde los helicópteros a revolucionarios, a patear los vientres de revolucionarias en estado para que abortaran y ahorrarse el esfuerzo de tener que buscar los futuros guerrilleros en las montañas de Venezuela.
Ese delirium de ver revolucionarios y revolucionarias por todas partes y con la derrota del Imperio en el Viet-Nam en la frente condujo a EE.UU. aplicar en la tierra de Simón Bolívar todo un ensañamiento represivo y operaciones psicológicas a gran escala contra todo lo que tuviera viso de nacionalismo, de patriotismo, empezando en principio de esa acción negar u ocultar nuestro hilo histórico, sepultar una vez más a Simón Bolívar y a su Doctrina Bolivariana.
Reductos de revolucionarios y revolucionarias con nuevos y renovados bríos y compromisos se reorganizaban de nuevo en la década de los 70 alentados con el aprendizaje de las dolorosas experiencias de confusiones e inconsecuencia de los años anteriores.
El fervor revolucionario y patriótico creció en amplios sectores juveniles en las distintas capitales, ciudades y pueblos importantes del país.
Por igual, apenas emergían nuevas esperanzas revolucionarias en Universidades, Escuelas Técnicas y liceos, la repuesta gubernamental de la época fue la represión, a través de los aparatos represivos o a través de la militancia fascista de AD y Copei en estos centros de estudios: las bandas armadas de AD y Grupo Cobra de los socialcristianos “sapeaban” y hasta torturaban a los estudiantes detenidos que eran sus propios compañero de Universidad, de liceo o de las propias Escuelas Técnicas. La oligarquía sembraba el germen de fascismo a los propios sectores del pueblo porque quienes estudiaban en las instituciones públicas, los hijos e hijas del pueblo para ser controlados e impedir que se sumaran a filas revolucionarias eran perseguidos, encarcelados, amenazados, injuriados, allanados, vejados por ser buenos estudiantes y ser buenas estudiantes y además contestatarios y contestatarias.
Además la prensa burguesa sirvió de apoyo para esas grandes operaciones psicológicas de desprestigio de las filas revolucionarias.
Muchos y muchas estudiantes dejaron sus estudios, su desprendimiento y su compromiso fue de tal magnitud que renunciaron a todo bienestar personal o escalamiento social e institucional y abrazaron la causa revolucionaria y ratificaron su juramento con los ideales bolivarianos, robinsoneanos, zamoranos y socialistas y se fueron a integrar con las comunidades urbanas y rurales, otros y otras estudiantes se fueron al seno de las empresas a concienciar a los trabajadores y a las trabajadoras, mientras otros y otras se fueron al seno de la propia Fuerzas Armadas.
El desconcierto familiar de estos y estas revolucionarias no fue fácil abordarlo por toda la situación que acarreó, muchos jóvenes procedente de clase media, o con origen de familias aceptablemente laboriosa y con un porvenir si es posible garantizado –porque está demostrados que los hombres y mujeres de la izquierda revolucionaria consecuente son más inteligentes que los y las cuadros de la derecha- pero fueron capaces –repetimos- apartar su encumbramiento social y la certificación universitaria por sumarse a una causa revolucionaria de carácter mundial pero esas y esos cuadros revolucionarios poseen una vasta cultura política nacional y universal nutrida por la disciplina y la vocación e inquietudes intelectuales propias y particulares, además de algo que es muy imprescindible en la mentalidad y en el discurso y praxis revolucionaria para ser verdadera tiene que contar con la coherencia epistemológica.
De esa efervescencia socio política es que aparece Nicolás Maduro en el Metro de Caracas, otras y otros en las empresas textiles, otros y otras en las empresas pesqueras, otras y otros aparecen en las empresas petroleras del Zulia, del Oriente del país, en la Zona del Hierro, en los gremios y sindicatos, otros y otras cambian de residencia hacia otras regiones del país a cumplir subrepticiamente con sus nuevas responsabilidades en cualquier lugar donde les permita hacer trabajo de concienciación revolucionaria.
No es tampoco casual la aparición de Hugo Chávez Frías en el seno de la Fuerza Armada. Vale a la anécdota cuando el Alférez Hugo Chávez Frías comentó a uno de sus preceptores civiles lo que ya le causaba anímicamente la Fuerza Armada porque hacer un trabajo revolucionario allí era como cuesta arriba, ese preceptor le respondió: “-Tú trabajo en las Fuerzas Armadas vale más que cien sindicatos!”. Con referencia a ese episodio y sus gloriosas consecuencias ya es historia conocida y hasta donde hemos llegado con el liderazgo del Comandante Presidente Hugo Chávez Frías.
Es entendible la incomodidad burguesa oligarca hacia el camarada Nicolás Maduro y a quienes asumen hoy responsabilidades revolucionarias en el proyecto Socialista Bolivariano para Venezuela. Nicolás Maduro no proviene de sus filas económicas, no defiende los intereses de clase de la oligarquía, su origen de clase no es de abolengo, ni habla como ellos, ni piensa como ellos. Tendrá como es obvio, su estilo, su personalidad –que agradará o no- y su legitimidad político-social si la contrastamos con otros referentes.
Sin embargo, el alcance y dimensión inclusiva del proceso Socialista Bolivariano es que hay personas que, ellas y ellos son profesionales, así como hay empresarios que asumen el proceso socialista bolivariano sin ambages. Y reconocen los liderazgos políticos sin ser impertinentes.
Vale destacar también que hay personas que son capaces profesionales, que cuentan con rutilante carreras universitarias que tienen vocación de servicio y que para nada sería un complejo estar cerrando fila con Nicolás Maduro.
El Comandante Chávez y todos quienes seguimos el curso de la vida política en el país nos estamos viendo y evaluando por el pensar y por la actuar, el curso de los acontecimientos dirá quienes somos revolucionarias y revolucionarios de toda y para toda la vida y quienes son revolucionarios y revolucionarias de otoño.
La burguesía en su rabieta de clase, ripostará, emponzoñará, calumniará a Nicolás y a quien no sea Nicolás, sembrará cizaña, buscará aliados internos, a lo mejor publicará dentro de poco por su prensa cuadros comparativos entre revolucionarios o revolucionarias para ocupar tal o cual cargo, le endilgará tal o cuales cualidades y bondades y escupirá a los y a las más consecuentes. Ya esa táctica la aplicaron cuando los protagonistas del 4 de febrero estaban detenidos en el Cuartel San Carlos y en Yare partiendo del criterio, “divides y vencerá”. Que nadie se cuadre con la oligarquía pero ni en sus inquietudes.
Se nos fue el Comandante Chávez y un sentimiento de rabia y dolor nos ha emboscado súbitamente, llevaremos ese sentimiento de reconocimiento imperecedero con el Comandante Chávez y le pedimos que nos dé toda su fuerza para continuar con nuestros propios pasos…porque cuando comience a salir el sol en el horizonte tendremos nuevas tareas, históricas tareas.
gaspar_velasquez@yahoo.es
Facebook / Gaspar Velásquez Morillo
@gasparvelasquez
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