Publicado: 11 de Septiembre de 2018 | 12:25 a.m
Cuando era adolescente mi vista empezó a empeorar paulatinamente y comencé a usar gafas.
Al principio eran unas lentes finas, y después lo que parecía un doble cristal.
"¿Por qué me está pasando esto?", le preguntaba a mi oftalmólogo mientras trataba de descifrar las líneas borrosas de la receta.
Y su respuesta era siempre la misma: debía culpar a los genes y a mi amor por la lectura.
Es probablemente lo que el oculista te dijo también a ti, si fuiste diagnosticado con miopía.
Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que estas asunciones son erróneas. Muchos factores ambientales de la vida moderna pueden tener una influencia en el asunto. Y con unas pocas medidas preventivas, podría evitarse que muchos niños sufran de una condición que ha plagado a una generación.
La idea de que la mala vista es principalmente genética nunca me convenció.
Si estaba en sus genes, ¿no tendría que haber desaparecido con nuestros ancestros que lo portaban, cuando intentaban cruzar la sabana a tientas?
La miopía es una especie de epidemia: entre un 30% y 40% de la población de Europa y Estados Unidos necesita anteojos. Y esa cifra alcanza el 90% en algunos países de Asia.
Si el "gen de la miopía" existiera, esto supondría que resistió milenios a pesar de sus desventajas.
Pregunta a un esquimal
De hecho, investigaciones llevadas a cabo con esquimales en Canadá deberían haber resuelto esa cuestión hace unos 50 años.
Mientras en la generación de más edad apenas había casos que necesitaban lentes, el 10% de la generación más joven los usaba.
"Eso nunca hubiera sido posible si la enfermedad fuera genética", dice Nina Jacobsen, del Glostrup University Hospital de Copenhague, en Dinamarca.
En cambio, lo que sí pasó durante los años que separan esas generaciones es que los esquimales comenzaron a dejar de lado su estilo de vida tradicional para adoptar uno más occidental. Esa parece una causa más probable del deterioro de la vista.
"La miopía es una enfermedad industrial", dice Ian Flitcroft, del Children's University Hospital de Dublin, en Irlanda.
Y es que, a pesar de un posible papel de la genética en el desarrollo de la miopía, fue sólo después de que se diera un cambio en el entorno cuando el problema comenzó a emerger.
Parte de ese cambio pudo haberse debido a la educación y la alfabetización, una de las explicaciones más comunes sobre la aparición de la miopía.
Pero los estudios epidemiológicos sugieren que los efectos de la lectura sobre la vista son mucho menores de lo que en principio pudo haberse creído. De hecho, una investigación llevada a cabo en niños en Ohio, Estados Unidos, demostró que no existe ninguna correlación.
"Sin embargo, no deberíamos descartar del todo los efectos de la lectura", advierte Jacobsen.
Son muchos los que ahora argumentan que es el tiempo que hemos permanecido bajo techo, en casa -no tanto la lectura en sí- lo que tiene peso en el deterioro de la vista.
Estudio tras estudio, desde Europa, pasando por Australia y hasta Asia, se ha hallado que la gente que pasa más tiempo al aire libre es mucho menos propensa a desarrollar miopía que aquellos que permacen la mayor parte del día entre cuatro paredes.
Luz natural
Una de las explicaciones más populares es que la luz del sol nutre en cierta forma los ojos.
Scott Read, de la Queensland University of Technology, en Australia, recientemente equipó a un grupo de escolares con un reloj que registraba sus movimientos y la intensidad del sol cada 30 segundos.
El investigador vio que los niños con mejor vista no eran más activos que aquellos que usaban lentes, con lo que se descartó la posibilidad de que el ejercicio influya en la buena vista.
Sin embargo, las prescripciones para gafas parecieron depender casi exclusivamente del tiempo que los niños pasaron al sol.
Una de las preocupaciones más comunes es que los lentes empeoran el problema, pero la respuesta a eso es que no
La luz solar puede ser 1.000 veces más intensa que la artificial. Y cuanto más disfrutaron del sol lo niños, menos propensos fueron a necesitar lentes.
Quizás es porque la luz solar estimula la producción de vitamina D, que es responsable de un sistema inmunológico y cerebro sano, y también podría regular la salud ocular.
Una idea más aceptada es que el sol provoca la liberación de dopamina, un neurotransmisor que actúa en los ganglios basales del cerebro.
La miopía es causada por un crecimiento excesivo del globo ocular, lo que hace más difícil enfocar una imagen en la retina. Y la dopamina parece ayudar precisamente en esto.
Cuestión de color
Lo de la buena vista también podría ser una cuestión de color.
Las longitudes de onda verdes y azules se concentran en la parte delantera de la retina, mientras que la luz roja alcanza la parte posterior.
Como la iluminación de los interiores tiende a ser más rojiza que los rayos de sol, el desajuste podría confundir los mecanismos de control del globo ocular.
"Esto le dice al ojo que no está enfocando bien y que, por tanto, debe crecer y compensar el desajuste de alguna manera", dice Chi Luu, de la Universidad de Melbourne, en Australia.
En esa línea, el investigador ha descubierto que, efectivamente, los pollos criados bajo luz roja suelen ser más miopes que los que han crecido en entornos azules o verdes.
Por su parte, Flitcroft cree que el problema radica en el desorden de objetos que nublan nuestro campo visual.
"Si fijas la vista en una pantalla de ordenador, todo lo que está detrás de ella queda desenfocado a una gran escala", dice.
"Y cuando alzas la vista para mirar al reloj ocurre lo mismo: enfocas éste, mientras muchos otros objetos periféricos quedan fuera del foco, borrosos", explica.
Fijes donde fijes tu mirada, siempre habrá un desenfoque que pondrá a prueba los mecanismos de retroalimentación del ojo.
En los exteriores, sin embargo, las cosas tienden a estar a una mayor distancia, proporcionando una imagen más clara que ayuda a regular el desarrollo del ojo.
Animar a los niños a pasar tiempo al aire libre sólo puede ser bueno
Ian Flitcroft, especialista
Con suerte, estas ideas no sólo tendrán importancia académica, sino que guiarán hacia nuevos tratamientos.
Luu, por ejemplo, pretende llevar a cabo un ensayo en el que se aplique luz azul sobre niños miopes.
Con ello el investigador espera no sólo frenar el deterioro de la vista, sino revertirlo.
Durante su estudio con pollos, Luu descubrió que pocas horas de luz azul deshacían el daño provocado por las bombillas rojas y la vista de los animales volvía a ser normal.
Cautela
Flitcroft señala que existen ensayos prometedores con lentes de contacto que pueden reducir el desenfoque de la visión periférica.
También es optimista con respecto a una gota ocular llamada atropina.
Este fármaco es reconocido por frenar la señalización que desencadena el crecimiento del ojo y la miopía.
Debido a sus efectos secundarios, como la dilatación de la pupila y la generación de halos alrededor de las fuentes de luz, se dejó de lado. Pero estudios recientes han demostrado que la atropina es eficaz también en una centésima parte de la dosis original. A ese nivel los efectos secundarios deberían ser mínimos.
Ese descubrimiento ha suscitado un nuevo interés por las gotas en cuestión. Por el momento, Flitcroft señala que hay que ser cauteloso y no tomar ninguna decisión de forma apresurada.
En cuanto a la creencia de que el uso de lentes empeora la visión, debería ser descartada en aras de la evidencia.
Yo lo sé por experiencia. Inspirado por el controvertido libro Better eyesight without glasses (Mejor vista sin gafas), decidí no usarlas durante un tiempo. En tres años se me duplicó la miopía.
"Una de las preocupaciones más comunes es que los lentes empeoran el problema, pero la respuesta a eso es que no", dice Flitcroft.
"Si (con los anteojos) estás asegurando que tus hijos vean bien, estás haciendo lo correcto".
Para aquellos que quieran tomar medidas ahora, la mayoría de los investigadores coincide en que animar a los niños a jugar en el exterior podría ser una buena opción.
En ese sentido, un ensayo llevado a cabo en escuelas en Taiwán ha dado unos resultados positivos moderados.
"Animar a los niños a pasar tiempo al aire libre sólo puede ser bueno", añade Flitcroft.
Me hubiera gustado saber todo esto en mi juventud.
Hoy uso lentes de contacto que corrigen casi completamente mi vista, por lo que la ocasional sequedad e irritación son una preocupación menor.
Pero cuando me despierto y apenas puedo distinguir a mi pareja tumbada junto a mí, deseo que las futuras generaciones sean capaces de disfrutar de la visión nítida que fue patrimonio de nuestros ancestros.
Descubren gen de la miopía
Científicos en Estados Unidos descubrieron un gen que, dicen, está vinculado a la miopía, el trastorno de la visión más común en el mundo.
La miopía es el trastorno visual más común en el mundo.
Según señalan los investigadores en la revista Nature Genetics el avance podría conducir eventualmente a nuevos tratamientos para prevenir la enfermedad, que actualmente se corrige con el uso de anteojos.
La miopía es un defecto refractivo del ojo con el cual el punto focal de una imagen no alcanza a formarse en la retina, como sería normal, y la persona tiene dificultades para enfocar los objetos lejanos.
A pesar de ser muy común, hasta ahora se conoce muy poco sobre las bases genéticas del trastorno.
Epidemia
Aunque se sabe que la enfermedad es hereditaria, los investigadores no han podido explicar por qué en algunos países su incidencia es mucho más alta que en otros.
En Singapur, por ejemplo, 80% de la población tiene miopía mientras que en Estados Unidos una de cada tres personas sufre la enfermedad.
Los científicos del Centro Médico de la Universidad de Duke en Estados Unidos, del King´s College de Londres e investigadores de varios otros países, estudiaron a poblaciones caucásicas de distintas regiones del mundo, incluidas holandesas, británicas y australianas.
La gente necesita salir a la calle y mirar al horizonte. Hoy en día forzamos a nuestros ojos a estar en tensión constante para enfocarse en objetos cercanos
Prof. Terri Young
El estudio, en el que participaron más de 13.400 adultos, encontró una "fuerte asociación" entre una serie de variaciones en el gen RASGRF1 y errores de enfoque en la visión.
"Debido a que RASGRF1 tiene una alta expresión en las neuronas y la retina, es crucial para la función retinal y la consolidación de la memoria visual" dice la profesora Terri Young, quien dirigió el estudio en la Universidad de Duke.
Los científicos confirmaron esa asociación con ratones modificados que no tenían el gen correcto y que mostraron cambios en el cristalino del ojo.
Los investigadores creen que el RASGRF1 podría ser un objetivo potencial para el desarrollo de tratamientos que logren prevenir esta enfermedad.
Ahora esperan identificar cómo exactamente afectan estas variaciones genéticas el crecimiento del ojo para poder desarrollar tratamientos que produzcan una mezcla correcta de genes.
Por ejemplo, se podrían crear fármacos que detengan la distorsión en el globo ocular que causa la miopía.
Los científicos, señalan sin embargo, que todavía hace falta llevar a cabo más estudios para poder llegar a ese objetivo.
¿Adiós a los anteojos?
"Todavía no debemos hablar del fin de los anteojos" dice el doctor Christopher Hammond, del King´s College, quien participó en el estudio.
"Pero esperamos eventualmente poder bloquear las señales genéticas que causan la miopía".
El avance podría conducir a tratamientos para prevenir la miopía.
"Probablemente esto podría ser en forma de una tableta o gotas de ojos pero tomará al menos 10 años antes de poder crear esos tratamientos", expresa.
Tal como expresa la profesora Terri Young en décadas recientes la miopía se ha vuelto cada vez más común en el mundo.
Y uno de los responsables de este aumento, dice, podría ser el estilo de vida moderno.
"La gente necesita salir a la calle y mirar al horizonte" expresa la investigadora.
"Hoy en día forzamos a nuestros ojos a estar en tensión constante para enfocarse en objetos cercanos, como leer el periódico y ver monitores".
"También miramos televisión, trabajos en ciudades con edificios altos, manejamos en tráfico denso, y general tenemos pocas oportunidades de mirar panoramas distantes, especialmente en zonas urbanas".
"Estos factores afectan a los niños que están desarrollando su visión, y también a muchos adultos".
La exposición al aire libre reduce el riesgo de miopía
Entre más tiempo pasa un niño o adolescente expuesto al aire libre más se reduce su riesgo de desarrollar miopía, afirman investigadores en Estados Unidos.
Este trastorno de la visión, que provoca dificultad para ver objetos a larga distancia, es cada vez más común en el mundo.
En varios países de Asia más del 80% de la población sufre miopía y en Estados Unidos y el Reino Unido entre 20 y 25% de la población padece el trastorno.
La miopía provoca dificultad para enfocar objetos a larga distancia.
Aunque se desconoce la causa de la enfermedad se piensa que uno de los factores que la causan es pasar demasiado tiempo enfocando la visión en objetos cercanos, como la lectura.
En el nuevo análisis, llevado a cabo en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, se revisaron ocho estudios publicados recientemente sobre el vínculo entre el tiempo que pasa un niño expuesto al aire libre y su riesgo de miopía.
El estudio, que fue presentado durante la reunión anual de la Academia Estadounidense de Oftalmología que se celebra en Florida, incluyó a 10.400 niños y adolescentes.
Y encontró que por cada hora a la semana que un niño pasa en el exterior se reduce en 2% su riesgo de miopía.
Los resultados mostraron que los niños miopes pasaban en promedio 3,7 menos horas a la semana expuestos al aire libre que aquéllos con una visión normal o quienes sufrían hipermetropía (la dificultad para enfocar la visión a corta distancia).
Los investigadores creen que dos factores clave de esta protección contra el riesgo de miopía son una mayor exposición a la luz natural y pasar más tiempo enfocando la visión en objetos lejanos.
La miopía ocurre cuando la luz que entra al ojo no logra enfocarse correctamente y esto provoca que los objetos distantes aparezcan borrosos.
Medio ambiente
Aunque la enfermedad suele ocurrir en familias también hay varios factores ambientales que se cree pueden tener un impacto en ella.
Incrementar el tiempo de exposición al aire libre en los niños podría ser una medida sencilla y costo efectiva con importantes beneficios para su visión y su salud general.
Dr. Anthony Khawaja
Los doctores Justin Sherwin y Anthony Khawaha, llevaron a cabo una selección de los estudios publicados sobre el impacto de la exposición al aire libre en la salud de la visión.
Encontraron, por ejemplo, que un estudio que comparó la visión de niños chinos que vivían en varios países encontró que los niños (chinos) que vivían en Australia tenían una mejor vista que sus pares en China o Singapur.
Este grupo de Australia leía tanto y tenía los mismos logros académicos que los que vivían en otros países.
La única diferencia, dicen los investigadores, es que pasaban más tiempo en el exterior.
Y más que estar realizando una actividad física específica, dicen los investigadores, este efecto protector parece surgir simplemente de estar más tiempo expuesto al aire libre.
Dos de los ocho estudios habían examinado si los niños que pasaban más tiempo al aire libre también pasaban menos tiempo en tareas de visión de corta distancia, como estudiando o jugando en la computadora.
Pero los estudios, afirman los investigadores, no mostraron este vínculo.
"Incrementar el tiempo de exposición al aire libre en los niños podría ser una medida sencilla y costo efectiva con importantes beneficios para su visión y su salud general" afirma el doctor Khawaja.
"Sin embargo, si deseamos hacer recomendaciones claras necesitamos obtener datos más precisos".
Agrega que es necesario llevar a cabo más estudios para entender cuáles son los factores más importantes de esta protección, como el mayor uso de la visión de larga distancia, menos uso de visión de corta distancia, la exposición a la luz ultravioleta natural o la actividad física.
Y otro factor importante que se debe considerar, agrega el investigador, es si al incrementar el tiempo de exposición al aire libre se logra evitar que la miopía empeore.
Fuente/bbc.com
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