Una persona que recién termina de hacer ejercicio, normalmente una de las primeras cosas que hace cuando llega a su casa es salir corriendo a ducharse.
Inclusive, muchos no aguantan y lo hacen en el gimnasio.
Sin embargo, una ducha demasiado próxima a la realización de algún tipo de actividad física no siempre es una decisión acertada.
La razón por la cual una distancia muy corta entre el deporte y el baño no es buena es que, habiendo salido de la ducha, se sigue transpirando.
Pero un tiempo demasiado largo puede traer el riesgo de un resfrío.
Por esta razón, lo ideal es un lapso intermedio: ni enseguida, ni tres horas más tarde.
El momento perfecto para la ducha es exactamente cuando el cuerpo termina de transpirar, y está más seco.
¿Otra recomendación? Utilizar agua tibia, al menos en el principio.
Fuente/radiomundial.com.ve
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