Un equipo de investigadores han identificado las células inmunes responsables de destruir los folículos capilares en personas con alopecia areata, una enfermedad autoinmune que ocasiona la pérdida de cabello
Champú, ampolletas, mascarillas hasta peluquines. Las alternativas que prometen curar la calvicie son tan abundantes en el mercado que al pensar en ellas probablemente vendría a la mente un producto milagro que es una farsa. Sin embargo, investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia (CUMC) están cerca de una.
El equipo de investigadores han identificado las células inmunes responsables de destruir los folículos capilares en personas con alopecia areata, una enfermedad autoinmune que ocasiona la pérdida de cabello. Asimismo, han probado un medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) que elimina esas células y restaura el crecimiento del pelo. Los resultados fueron publicados en Nature Medicine.
El equipo obtuvo esta información a partir de un estudio clínico con el medicamento que dio resultados en personas con alopecia moderada a severa. Los datos de tres participantes confirmaron que el cabello les volvió a crecer en su totalidad cinco meses después de haber comenzado el tratamiento.
“Solo lo hemos probado en estos pacientes pero si el éxito continúa y demostramos que es completamente seguro, esto tendrá un impacto dramático y positivo en la vida de las personas que padecen esta enfermedad”, afirmó el líder de la investigación Raphael Clynes.
La alopecia areata se puede presentar en hombres y mujeres de cualquier edad quienes a menudo pierden el cabello en parches y, en algunos casos, también han pérdida de vello facial y corporal. No existe un tratamiento para restaurar el cabello perdido por lo que los pacientes deben lidiar con el estrés y las secuelas emocionales de esta condición.
Los científicos han sabido por décadas que la pérdida de cabello en la alopecia areata ocurre cuando las células del sistema inmune rodean y atacan la base del folículo capilar haciendo que el cabello caiga y quede inactivo. Hasta ahora, el tipo específico de célula responsable era desconocido.
La pista más importante fue obtenida hace cuatro años por la Dra. Angela M. Christiano quien realizó un estudio genético a más de mil pacientes con la enfermedad. El análisis sugirió que una “señal de peligro” en los folículos de los pacientes –que no había sido ligado antes a la alopecia areata- atrae a las células inmunes y estimula el ataque.
El equipo primero estudio la enfermedad en ratones y después dieron seguimiento a la señal de peligro para identificar el grupo específico de células T responsable de atacar el folículo piloso. Una investigación más profunda reveló cómo actuaban y descubrió varias vías inmunológicas que podrían dar lugar a una nueva clase de medicamentos llamados inhibidores JAK. Dos de ellos fueron probados de forma separada (el ruxolitinib y el tofacitinib) y ambos fueron capaces de parar el proceso.
Ratones con una considerable pérdida de pelo obtuvieron grandes resultados. Su pelo se restauró en las siguientes 12 semanas. Además, el efecto fue duradero y el pelo se mantuvo luego de varios meses de detener el tratamiento.
En conjunto con el Dr. Julian Mackay-Wiggan, los investigadores iniciaron un ensayo clínico abierto con ruxolitinib -un medicamento aprobado para tratar desórdenes de la sangre-, en pacientes con alopecia areata de moderada a severa (con más de 30% de pérdida de cabello). En tres de los participantes el cabello se regeneró después de cuatro o cinco meses y el ataque a las células T desapareció de su cuero cabelludo.
“Necesitamos realizar más pruebas para establecer que el ruxolitinib puede ser usado de forma segura en pacientes con la enfermedad pero es emocionante ofrecer esta noticia a las persona que la tienen”, finalizó el Dr. Clynes.
Fuente/correodelorinoco
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