Pedro Carmona Estanga el ultimo Dictador de Venezuela esto dijo sobre protestas y democracia

Publicado: 23 Marzo 2014 | 03:25 p.m

Pedro Carmona Estanga, el último dictador que tuvo nuestro país, anda disparando dardos antigubernamentales desde Colombia, país al que huyó después de encabezar un golpe de Estado en abril de 2002.

Uno de los males más tristes de las sociedades es la desmemoria, esa tendencia a olvidar muy pronto (o a restarles importancia) ciertos acontecimientos que nos marcaron. Dolencias como esa son las que aprovechan ciertos criminales para tratar de colarse entre sus víctimas y aparecer como paladín de la moral y las causas justas.

Caso concreto y actual. Pedro Carmona Estanga, el último dictador que tuvo nuestro país, anda disparando dardos antigubernamentales desde Colombia, país al que huyó después de encabezar un golpe de Estado en abril de 2002. Un artículo suyo, titulado “Un mes de ignominia” es uno de los ejercicios más descarados de cinismo que se puede encontrar en internet, que ya es bastante decir. El tipo que desde la cúpula de Fedecámaras promovió un golpe de Estado, se autonombró presidente de la República, disolvió todos los poderes públicos, ordenó la persecución, allanamiento y asesinato de todo lo que oliera a chavismo, escribe ahora escandalizado porque, según su parecer, en Venezuela están ocurriendo estas cosas: 

- “Los jóvenes protestan porque la institucionalidad desapareció”;

- “abuso de poder, hegemonía informativa del Estado”;

- “los jóvenes luchan “por el respeto a derechos y libertades propios de naciones civilizadas; por la alternabilidad política mediante elecciones limpias; por el imperio del Estado de Derecho y el reconocimiento al adversario político”;

- “el balance de la jornada de protestas es doloroso: cerca de 30 vidas segadas, centenares de heridos, presos, torturados, vejados, mientras Leopoldo López sigue encarcelado, se dictan medidas privativas de libertad contra otros, se somete al alcalde Antonio Ledezma y a otros alcaldes opositores al escarnio público”

- “¿Diálogo? ¿Es factible esa opción, sin duda deseable? Quien esto escribe lo intentó genuinamente con Hugo Chávez”;

- “ni Chávez ni Maduro ni el régimen creen en ello, sino en la subordinación pasiva de los opositores a los designios del régimen. Ellos no desean pasar a la historia como estadistas, que dialogan y conciertan, sino como revolucionarios que imponen su voluntad y no reconocen la existencia de más de una mitad del país que disiente”;

- “la perpetuación del régimen no solo es contraria a los más elementales principios constitucionales, sino que puede sumir a Venezuela en un conflicto fratricida”.

El chiste es obvio y está autoexplicado, pues quien así escribe es un hombre que pasó a la historia como el cabecilla de un movimiento que se orinó olímpicamente en la democracia venezolana y pretendía que la gracia le saliera gratis. Pero desde la lógica de este viejo criminal la forma de exponerlo tiene un sentido y una dirección: el artículo en cuestión va dirigido “a los jóvenes que protestan”.

La línea transversal que cruza este escrito miserable es una larga adulación de la juventud. Traducción: el artículo va dirigido al sector de la sociedad que no recuerda los desmanes, muertes y atentados a la libertad que se produjeron cuando él decidió anunciarle al país que él iba a ser el monarca absoluto de Venezuela.

Ojalá entonces que la desmemoria no vuelva a jugarnos feo, y que estas vomitivas declaraciones no encuentren eco ni tan siquiera en los actuales pichones de “Carmonas”: los muchachos bobos que, por ignorancia, por fanatismo o porque están siendo entrenados en ello, creen que invocando a la democracia pueden pisotearla y salir graduados de demócratas.

Fuente/laiguanatv