Brasil también espió a diplomáticos de por lo menos tres países extranjeros, Rusia, Irán e Irak, que fueron sometidos a labores de vigilancia y fotografiados por la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) durante el primer Gobierno del expresidente Lula da Silva.
La noticia fue revelada este lunes por el diario Folha de São Paulo, que durante quince días ha conversado con agentes de la inteligencia brasileña, algunos de los cuales habían participado a la operación. Todos ellos confirmaron las acciones de espionaje a diplomáticos extranjeros. Desde la Presidencia de la República, el Gabinete de Seguridad Institucional, al que Abin está subordinado, reconoció que dichas operaciones de espionaje fueron llevadas a cabo pero que todas ellas fueron hechas según la legislación brasileña vigente.
Según el Gobierno se trató de operaciones de contraespionaje con objeto de proteger secretos de estado de Brasil. La presidenta Dilma Rousseff protagoniza con otros países en una campaña contra las acciones de espionaje de la NSA, la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos que había espiado a empresas brasileñas y a la misma mandataria. Ello la llevó, como gesto de protesta, a renunciar a la visita de Estado a Washington prevista para el pasado octubre.
Esta vez, sin embargo, según la Presidencia de la República, las acciones de espionaje a diplomáticos de países amigos como Rusia e Irán, llevadas a cabo por Brasil a diplomáticos que fueron seguidos y fotografiados no sólo dentro de las embajadas sino también en sus propias habitaciones, fueron llevadas a cabo "para proteger intereses nacionales".
El Gobierno de Brasil, en casos como este, “tampoco duda en movilizar a su brazo de espionaje contra otros países cuando identifica intereses brasileños”. Las dos acciones de espionaje a diplomáticos más importantes fueron la llamada Miucha en 2003, primer año del primer gobierno Lula, cuando fueron seguidos los pasos de tres diplomáticos rusos incluido el exconsul general en Río, Anatoly Kashuba, así como representantes de Rosoboronexport, agencia rusa de exportación de armas.
La Abin desconfiaba que dichos funcionarios estuviesen involucrados en acciones de espionaje en Brasil. Fue también seguido en todos sus pasos, el cónsul honorario de Rusia en Porto Alegre, el brasileño, Fernando Gianuca Sampaio, que ha dicho irónico a Folha: “Soy un agente ruso, pero un agente oficial”. La otra operación llamada Xá siguió los pasos de diplomáticos de Irán como el entonces embajador de aquel país en Cuba, Seyed Davood Mohseni Salehi Monfarad, que visitó Brasil entre los días 9 y 14 de abril de 2004.
Al parecer los diplomáticos iraníes podrían haber sido espiados por los servicios secretos brasileños a petición de los servicios de inteligencia de otros países amigos de Brasil. Por último, Brasil espió también a los diplomáticos de la embajada de Irak en Brasil tras la invasión del país por parte de los Estados Unidos. En aquella época muchos diplomáticos de Irak buscaban refugio en Brasil y la Abin fue movilizada para seguirlos.
Fuente/YVKEMUNDIAL
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