La decisión de Uruguay de legalizar la posesión y venta de marihuana podría señalar el comienzo del fin de la guerra contra las drogas impulsada por EE.UU. en la región, según algunos expertos.
"Uruguay es el primer país en participar en la legalización y la política alternativa de drogas y esto podría ser una especie de punto de inflexión", dice Nathan Jones, experto en ciencias políticas del Instituto de Política Pública de Texas.
Según el experto, el acto de Uruguay cuestiona "los tratados internacionales que mantienen el régimen de prohibición de las drogas en los países".
Por un lado el objetivo principal de los narcos es la exportación de drogas -principalmente cocaína y heroína- a otros países, especialmente a Estados Unidos. Sin embargo, Jones dice que "la mayoría de los analistas creen que si la marihuana fuese legalizada en todo el hemisferio, esto podría reducir las ganancias del cártel de las drogas en un 30%".
Este miércoles, la Cámara de Diputados de Uruguay votó a favor de un proyecto de ley para legalizar la producción, comercialización y distribución de marihuana. El proyecto de ley todavía tiene que pasar por el Senado, pero con una mayoría oficialista en la Cámara Alta su aprobación es cuestión de tiempo. Una vez aprobada, la legislación haría del pequeño país de América del Sur el primero en el mundo en legalizar por completo la marihuana.
No se trata de la excentricidad de un país pequeño y radicalizado. Al revés, es la expresión de un debate que ha prendido con fuerza en toda América, donde cada vez más personas defienden que acabar con la prohibición es la mejor manera de combatir la delincuencia ligada al tráfico de drogas, a diferencia de la violenta guerra contra este mal desatada por EE.UU.
La guerra contra los narcos fue lanzada en 1971 por el entonces presidente de EE.UU. Richard Nixon y se ha basado en una estrategia de aplicación de mano dura que ha creado dudosas alianzas con dictadores latinoamericanos y grupos paramilitares. Según CBS, la guerra le ha costado a EE.UU. más de un billón de dólares, dejó sin vida a cientos de miles de personas y, dicen los críticos, logra muy poco.
Los países de la región están cansados de la guerra y buscan otros métodos para vencer el mal. México, que mantuvo una guerra contra los narcos con ayuda de EE.UU. durante seis años, ha suavizado su política recientemente. A diferencia del expresidente Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto ha apostado por la prevención de los crímenes. El Gobierno planea destinar 9.200 millones de dólares a programas sociales en los distritos más conflictivos del país.
En el territorio del mismo EE.UU. ya hay estados donde se legalizó la marihuana, Washington y Colorado. "La posición de EE.UU. [acerca de la cuestión] ha sido socavada por Washington y Colorado", cree David B. Taylor, experto de política sobre drogas de la Universidad de Swansea. Además algunos políticos de EE.UU. han empezado a cambiar la retórica acerca de este problema. En febrero el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, anunció que los detenidos en la ciudad por posesión de pequeñas cantidades de marihuana ya no tendrán que pasar una noche tras rejas. También llamó al gobernador Andrew Cuomo a suavizar lay leyes vinculadas con la marihuana.
TextoyFoto/RT
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