Los manifestantes golpeando ollas en apoyo de los agricultores en la entrada de La Calera cerca de Bogotá. Fotografía: José Miguel Gómez / Reuters
Colombia ciudades más grandes 's se preparaban el jueves para las marchas de los estudiantes y sindicatos en apoyo de una huelga nacional en crecimiento por los mineros, camioneros, los productores de café, los productores de leche y los agricultores de papa que protestaban contra todo, desde los altos precios del combustible a los acuerdos de libre comercio que los agricultores dicen tenerlos al borde de la quiebra.
Las protestas comenzaron el 19 de agosto, con los manifestantes que unen los mineros en huelga, para bloquear algunas de las principales carreteras del país con ramas de árboles, piedras y neumáticos en llamas. Al menos uno de los manifestantes y un policía han muerto en las manifestaciones, decenas han resultado heridas y más de 150 han sido detenidos.
Las protestas se extendieron a las ciudades donde los residentes golpearon cacerolas en solidaridad con los agricultores después el presidente Juan Manuel Santos, en un fallido intento de minimizar la importancia de las huelgas, dijo que la "huelga supuestos de los agricultores nacionales no existe".
Obligado a disculparse por el estado, envió a funcionarios de alto nivel para empezar a negociar por separado con los diferentes sectores. "Somos conscientes de que las protestas de los agricultores respondan a las necesidades y problemas reales. Estamos escuchando a ellos y ofrecer soluciones", dijo Santos en la noche del miércoles.
Los agricultores se quejan de que las importaciones agrícolas permitidas en virtud de acuerdos de libre comercio con los EE.UU., la UE, Canadá y otras naciones están socavando sus medios de vida.
Líderes de la huelga dichas soluciones ofrecen - la eliminación de aranceles a la importación de fertilizantes, lo que facilita el crédito agrícola y activar las salvaguardias de protección permite el Acuerdo de libre comercio para los sectores sensibles - no eran suficientes. "Las conversaciones continúan", dijeron los líderes de la huelga el miércoles, pero instó a los agricultores a continuar con las protestas.
Se planean marchas del jueves a Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades de tamaño medio. Con el acceso a las ciudades desde el campo interrumpido, el precio de algunos alimentos básicos se ha duplicado. Gloria Galindo, madre de tres hijos que vive en Bosa, un barrio obrero de Bogotá, dijo que simpatizaba con los manifestantes, pero que los obstáculos se dolía la billetera de su familia. "Precios de las hortalizas se han disparado por las nubes", dijo.
Las autoridades han acusado a las guerrillas izquierdistas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que está en conversaciones con el Gobierno para poner fin a casi 50 años de guerra, de la infiltración de las huelgas. Líderes de la huelga han negado las acusaciones.
El desarrollo rural es el primer punto de acuerdo entre las FARC y el gobierno en el proceso de paz. Pero las protestas actuales muestran que los conflictos de Colombia no se limitan a una insurgencia armada y no necesariamente se resuelven en la mesa de negociaciones en La Habana, de acuerdo con Alejandro Reyes, asesor del Gobierno en materia de territorio. "Cuando llegamos a una etapa post-conflicto, habrá un enorme conflicto social para hacer frente", dijo.
T/theguardian
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