Las personas que esperaron con fatalismo el fin del mundo el pasado mes de diciembre, ahora tienen otro motivo nuevo para preocuparse.
El próximo día 15 el asteroide DA14 de cuarenta y cinco metros de diámetro pasará cerca de la Tierra. La aproximación máxima será de veintiocho mil kilómetros. Desde la década de los noventa no se ha observado que un cuerpo celeste pase tan cerca.
Este hecho que se registrará este mes de nuevo nos obliga a reflexionar en que la amenaza de los asteroides y cometas es muy real para los terrícolas. El globo terrestre conserva muchas huellas de semejante colisiones. Por ejemplo, el famoso cráter en Arizona y otros dos cráteres gigantescos de más de ciento cincuenta kilómetros de diámetro: uno en la península de Yucatán y el otro se encuentra bajo la arenas del Sahara. Si el asteroide DA14 de cuarenta y cinco metros alguna vez llega a chocar con la Tierra provocará un desastre –dice el docente de la sección de astronomía de la facultad de física de la Universidad Estatal de Moscú, Vladímir Surdin:
–El actual asteroide de cuarenta y cinco metros es aproximadamente igual al meteorito de Tunguska, que cien años atrás cayó a la Tierra. Su explosión en la atmósfera afectó la taiga, provocando incendios en una superficie aproximada a la de la ciudad de Moscú. De modo que la caída de un cuerpo de decenas de metros es peligrosa si se produce en regiones densamente pobladas. Más desagradable aun será si llega a caer en el océano, ya que los tsunamis pueden complicar la vida en las zonas costeras.
El DA14 fue descubierto hace un año y se calculó que el 15 de febrero su órbita no se cruzará con la Tierra. Las cosas serán mucho peor con los cuerpos celestes de diez metros, que por ahora pueden ser descubiertos solo un día antes de su caída a la Tierra. Uno de estos asteroides estalló en una región despoblada de Indonesia en 2010 y la explosión fue tres veces superior a la de Hiroshima. Los científicos están empeñados en la creación de una red de control de los asteroides. Gracias a ella, los cuerpos celestes peligrosos podrán ser detectados dos semanas antes de su caída sobre la Tierra. Esto dará más tiempo para evacuar a la población. Por ahora no hay grandes telescopios que permitan observar pequeños asteroides lejos de la Tierra, pero se están construyendo –señala Vladímir Surdin:
–Varios países aúnan sus esfuerzos para colocar tales telescopios por todo el globo terrestre e incluso para enviarlos al espacio extraterrestre. Es que nosotros no podemos detectar a los asteroides y cometas que vuelan hacia la Tierra del lado del Sol, ya que la luz del astro rey neutraliza los dispositivos ópticos. De ahí que haya que enviar telescopios hacia la parte opuesta de la órbita terrestre y desde allí observar los asteroides.
Se tiene previsto colocar el primer telescopio especial Sentinel en 2018 entre las órbitas de la Tierra y Venus. Los medios para tal empresa están siendo recaudados por un fondo privado de EEUU. El aparato funcionará en diapasón infrarrojo para detectar asteroides por las diferencias de las temperaturas de sus superficies con las del gélido cosmos. Pero, incluso los instrumentos más modernos no resolverán completamente el problema del peligro de los asteroides –explica el científico jefe del Instituto de Física de la Academia de Ciencias de Rusia, Serguéi Bogachiov:
–Actualmente se está trabajando mucho en diferentes medios de control del espacio circundante, pero tales sistemas no permiten prevenir una colisión con la Tierra, solo suministran informaciones. Son sistemas de aviso, pero no de prevención. La humanidad todavía no puede prevenir un choque.
Se han ideado cerca de dos decenas de modos de luchar contra los cuerpos celestes peligrosos: se propone desviar el cuerpo celeste de su curso peligroso hacia la Tierra, colocando en él un propulsor de cohetes o destruyendo el asteroide por medio de una explosión. No se excluye que en el futuro haya que emplear por primera vez contra el DA14 uno de los métodos de defensa. Actualmente su órbita casi coincide con la de la Tierra, pero sus parámetros variarán notablemente tras su acercamiento con nuestro planeta. De la distancia exacta de su paso cerca de la Tierra, depende la probabilidad de una futura colisión. Por ahora el riesgo hasta el año 2069 se evalúa en una posibilidad de tres mil.
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