Campamento Matiyure: tranquilidad, fauna llanera y paisajes únicos

Publicado: 27 dic 2012 | 02:56pm
 
El sol es una moneda de oro que rueda hacia el horizonte. El cielo se convierte en una paleta con colores rojo, azul, anaranjado y las primeras vetas negras. Atardece en el Campamento Turístico Matiyure, ubicado en el Hato El Cedral, y que forma parte de la Empresa Socialista Ganadera Agroecológica Bravos de Apure (ESGA-BA).
Antes que la tarde deje paso a la noche, cientos de pájaros se alborotan, vuelan, emiten sonidos y el campamento se vuelve un lugar diferente, invadido por las aves que buscan refugio en los árboles. Esto sucede todos los días y los turistas que se encuentran en el lugar quedan anonadados y sin poder mirar hacia otro lado que no sea el cielo.
Desde hace 25 años, el Campamento Matiyure es visitado por venezolanos y extranjeros, quienes buscan tranquilidad, contacto permanente con la naturaleza y conocer la biodiversidad de los llanos, donde conviven chigüires, anacondas, babos, iguanas caimanes y una variedad infinita de aves y plantas.
Para llegar a Matiyure el viaje puede ser un extenso tránsito por carretera, o desde Caracas en avión hasta Barinas. Desde ahí se puede tomar un autobús o taxi hasta el campamento, o directamente solicitar que el personal de Matiyure recoja a los visitantes.
Luego de disfrutar un camino de más de 10 kilómetros desde la entrada de El Cedral hasta Matiyure, el campamento se presenta sencillo y acogedor. El salón principal donde funciona el comedor y la cocina, decorado con fotos del hato y mobiliario de madera noble; una piscina rodeada de vegetación donde se pueden ver, según la discreción del visitante, cómo las iguanas se acercan a beber agua; y 25 cabañas blancas, amplias y cuidadas, con aire acondicionado y agua caliente, resguardada por grandes árboles que refrescan el ambiente, se convierten en el corazón de Matiyure.
Para quienes visitan el campamento, la estadía incluye el desayuno, el almuerzo y la cena, además de dos paseos todos los días, de un total de seis que se ofrecen al turista.
José Gregorio Rodríguez, coordinador del Área Social de la ESGA-BA, indica que en 2012 llegaron al campamento más de 5.000 visitantes, de los cuales 80% fueron venezolanos. "Ha cambiado mucho la relación a como era antes. Ahora 80% de los que vienen son venezolanos y 20% extranjeros. Esto se debe a la buena información, a los precios solidarios", señala.
Para Lili Molina, trabajadora del área de administración, quien visite Matiyure podrán disfrutar de "430 especies de aves, que ni te imaginas que las vas a encontrar".
Sobre los desafíos futuros para el campamento, Molina remarca que "hay que promocionar más el turismo, porque es una zona que se conserva de buena manera. El turista viene aquí y se va encantado de lo que ve, de lo que siente".
Rodríguez agrega que en la actualidad Matiyure también cumple una fuerte función social, como lo hace en su conjunto la empresa Bravos de Apure. Como ejemplo, recuerda que en conjunto con instituciones del Estado, en 2011 "recibimos a más de 800 niños de Petare. Esos niños no se querían ir, alegres, contentos, divirtiéndose, sintiendo la naturaleza en carne propia".
Amanecer llanero
Seis de la mañana. El sol todavía no se convirtió en una caldera caliente quemando el suelo del Hato El Cedral. En el campamento se escuchan pocos ruidos: los primeros pájaros que se recortan sobre un cielo claro y limpio; los imperceptibles movimientos de las ramas de los árboles que se dejan llevar por la brisa efímera de las primeras horas; el televisor de la cocina del campamento, donde Carmen Hernández y dos de sus compañeras de trabajo comenzaron el día preparando empanadas y café para el desayuno.
En ese espacio donde las hornillas de la cocina nunca se apagan y los ventanales se abren hacia el campo, Carmen sonríe cuando le preguntan cuál es su especialidad. La respuesta es el almuerzo para la jornada: cerdo reahogado en un poco de aceite y ajo. Esa preparación resume una de las cualidades del Campamento Matiyure: a la hora del almuerzo y la cena, la comida es simple y sabrosa, acompañada por contornos como arroz, pasta fría, puré de papas, ensaladas y sopas de granos.
Carmen es oriunda del poblado de Mantecal y hace siete años que trabaja en Matiyure. Su jornada comienza a las 5:30 de la mañana al ritmo de los utencillos de cocinas y las noticias que emite el televisor. Mientras gira para mirar el aparato no deja de armar empanadas, que cuando ya están listas parecen explotar con los rellenos de queso o carne molida.
Edgar Cabrera entra a la cocina. Imposible ver a Edgar sin una sonrisa permanente en la cara. Se podría decir que es el "alma festiva" del campamento, al que llegó hace tres años desde Caracas y se quedó, primero como empleado administrativo, ahora encargado en este complejo turístico.
Hace un tiempo atrás, dos turistas rusos llegaron a El Cedral y Edgar recuerda que la comunicación no fue fácil. A base de gestos con las manos y unas pocas oraciones en inglés, se fueron entendiendo. "Con el idioma inglés voy más o menos machucao", reconoce y agrega que el objetivo principal de los trabajadores del campamento es "que la gente de Venezuela conozca esto".
Para conocer más en detalle los servicios, precios y paquetes turístico que ofrece el Campamento Matiyure se puede consultar http://www.hatoelcedral.com/

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